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Proceso de Vinculación:
proceso regulado por leyes naturales o no.
Concepto de Historia:
periodización en función de las características del modelo antropológico por las características del conflicto y las crisis vinculadas al conflicto.
El conflicto supone el planteamiento de una situación, en la que unos elementos se hacen interdependientes, plantean una problemática, suscitan unas necesidades, prefiguran nuevas pautas de relación, valores, necesidades, esquemas cognitivos, pautas conductuales.
La crisis resuelve el conflicto, bien en un sentido positivo o negativo (cuando el individuo se detiene en esta fase).
El conflicto siempre alude a necesidades de cambio, de transformación, de síntesis, de complejización en las metas de idealización.
El conflicto es siempre una función histórica , puede no estar al lugar de la actualidad de los tiempos pero se plantea en los mismos tiempos. La función histórica alude a una situación que tiene un marco cultural bien determinado.
Para saber en qué conflicto nos encontramos es conveniente un análisis semiótico del registro. La experiencia aparece en términos representables.
REGISTRO REAL: Supone algo que no puede ser dicho, que no se dice, que aparece, se muestra. Que es inquietante por su presencia - vacío. No podemos reducirlo a un código.
Muchos síntomas se inscriben en un registro real porque su función es la de desconocimiento.
REGISTRO IMAGINARIO: a) Imagógico y b) Fantasmático
Corresponden a dos fases distintas. Los índices de regresividad pueden ser válidos para saber cual de los dos es. E1 otro índice sería la pérdida de fronteras: el índice de extrañación del sujeto frente a la situación que lo invade, que lo desborda.
a) Imagógico : es más arcaico. Puede representar una anegamiento del sujeto por parte de una situación; procesos psíquicos que lo invaden.
La dimensión fusional, abarcante, totalizante es lo más representativo de lo arcaico: EL TODO O LA NADA.
Este registro puede ser rescatado en fragmentos; recuerdos que pueden provocar situaciones de angustia o bien de placidez. El reino de lo imagógico no es siempre persecutorio, hay también imágenes omnipotentes.
También habrá niveles de impregnación del sujeto por lo imagógico.
b) Fantasmático : está más elaborado. Participa de recuerdos que se pueden fechar más claramente.
Es la imago en tanto que limitada, subjetivizada, producto de unas experiencias en las que el sujeto ya tiene un lugar. Por supuesto que la fantasía puede apoderarse pero el grado de regresión es menor.
Hay ya un mayor índice de participación y elaboración por parte del sujeto, por tanto más recursos.
La Fantasía puede dar sentido a determinado tipo de experiencias, lo que puede servir de símbolo a escenas ocurridas, o acontecimientos reales pero no simbolizados. La fantasía dispone de un espacio y nos hace jugar en ese espacio.
REGISTRO SIMBOLICO: el símbolo representa un nivel superior.
Hay que precisar las diversas teorías: en psicoanálisis, el símbolo es una codificación procedente de la cultura.
Para la teoría Dialéctica, el símbolo no se puede concebir fuera de una teoría lingüística estricta.
SIMBOLO: calificación expresiva, codificada, señalizante. Reunimos en un significante una serie de funciones. Nos sometemos al significante y el símbolo se habla en nosotros, nos habla; o por el contrario, sometemos a la lengua a una seria de procesos mediante los cuales hacemos que se convierta en palabras, que tenga una efectuación.
El símbolo es el factor del intercambio socializado.
El símbolo lo podemos utilizar en dos niveles cuando se ha llegado a la efectuación simbólica y la terapia ha terminado. El material imaginario es obtenido, elaborado, integrado, devolviendo al sujeto el sentido de su vida, la unidad de pertinencia, de historia.
Cuando el vínculo se hace histórico, el vínculo se ha hecho social y finaliza la terapia.
El espacio terapéutico es un espacio imaginario, de elaboración parcial. El sujeto elabora las experiencias convirtiéndolas en experiencias con su palabra y obteniendo recursos parciales de elaboración de estas experiencias.
De aquí que la terapia tenga que combinar el registro imaginario y el simbólico.
En la medida que los fantasmas no se hablan sino que hablan ellos, el sujeto va cambiando el registro simbólico, y la conducta simbólica. La conducta simbólica de la terapia es cuando el espacio imaginario se ha convertido en espacio social, cuando la palabra se asume, cuando el discurso que se habla y no que se dice desde el otro puebla al paciente.
En el símbolo juegan distintas operaciones, distintos códigos. El símbolo no es sólo verbal.
El símbolo es cualquier medio expresivo que permita al individuo: 1º vehiculizar la experiencia y 2° maestrizar su experiencia, apoderarse de ella.
Los códigos pueden ser variados. Las operaciones con esos códigos pueden resumirse en dos pares complementarios: Operación de selección : seleccionar es una función de lo imaginario, es a veces función de lo desconocido. En un mensaje podemos tener a veces equivalentes factores para cubrir una función pero no es lo mismo decir asesinato que muerte.
La selección se plantea muchas veces como operación de atención pero no es verdad. El sujeto no siempre es el dueño de su selección; si el sujeto tiene que apoderarse de la palabra tiene que saber la significación: (quién selecciona, desde dónde, con vistas a qué). El síntoma sería una selección.
El segundo par de operaciones sería la combinación : combinar es unir lo fragmentario en una unidad que lo sintetiza y lo completa. ( El espacio plástico es más que las líneas que lo componen, la frase es más que las palabras que la componen).
Esta operación de combinación alude a los problemas de dinámica y de organización..
En la lingüística que proponemos no hay distinción entre forma y contenido, no hay contenido fuera de la forma; la forma es el propio contenido.
Combinar es sintetizar, que es una operación más compleja ya que es totalizar; es una operación dialéctica.
La lógica en dialéctica: A sintetiza a noA. No hay posibilidad de definir A sin nombrar a noA. Combinar es dialectizar los términos. Es comprender que la ausencia marca una dirección significativa.
El otro par serían metáfora/metonimia. La metáfora es un fulgor. Es una sustitución, un desplazamiento, es la capacidad para establecer nexos ocultos entre dos cosas y representar una por la otra que la completa, que la designa.
La metáfora es un proceso equívoco, pero también arriesgado, se empeña el metaforizante porque quiebra un orden. El que metaforiza rompe un arden pero rompe también una rutina ? porque escuchamos a base de rutina?.
En psicopatología, la rutina existe poco.
Si la metáfora es una sincronía, la metonimia es un movimiento que se desarrolla, el sentido se construye en la permanencia. En clínica generalmente se sufre por incapacidad de metonimia. La metonimia aparece por su falta en la psicosis, en las afasias.
La metonimia es la capacidad de integración de la estructura temporal en que consiste la frase. El sentido estalla ante la totalidad de la frase, esa es la riqueza del proceso metonímico.
Metonimia: necesidad de aparición de esquemas que fielmente permitan la construcción del sentido.
El símbolo tendría estas dos dimensiones: 1ª lleva a un individuo a la elaboración de su propia experiencia, a decirse su propia experiencia, integrándola en la cadena simbólica.
Estos dos registros son los que hay que analizar en todo acercamiento a la clínica.
En el desarrollo de la fantasía estructural vincular también habría que registrar distintas cosas: hay tres situaciones ?polaridad que puede darse entre situaciones?.
1. Hay veces que la polaridad está centrada en uno de los dos agentes vinculantes, cuando hay una sobredeterminación de uno de los agentes vinculantes. Se puede dar un padre autoritario, una madre sobreprotectora, absorbente.
2. La polaridad puede situarse en el niño. Esto sólo puede darse en dos situaciones: a) el niño tiene un déficit que le hace ser el foco dominante de la situación estructural.
3. Polarización alternante entre los distintos actores vinculantes, la polaridad fluye, sería la situación ideal.
* Aspectos a señalar:
1) hay que partir de la dependencia total del actor vinculado. Asimetría en la relación por parte del niño y complementariedad entre los agentes vinculantes que puede ser patológica o no.
2) Los actores vinculantes en psicoanálisis son reordenadores de la forma instintual del niño. En psicología dialéctica nos planteamos que los actores son cofundadores, son coactuantes de unas necesidades, de un ritmo psicológico , de las bases de la dinámica de la identidad y sobredeterminantes en la ideología del deseo y la demanda del niño. El niño es un indeterminado operacional.
Cuando la polaridad se centra en el niño, cuando se polariza toda la atención en el niño dentro del sistema, sólo puede ser por razones negativas.
Cuando el problema es que los actores vinculantes no están ubicados, se da una indeterminación en el problema de la identidad. El niño no va a tener un lugar propio, se le va a evitar este lugar y por tanto no va a lograr una identidad. Se introduce una función de desconocido porque el niño ignora su lugar propio. Cuando se dice: "mi hijo me llena absolutamente" se sufre de fusionalidad.
El niño psicótico suele ser ese niño al que se le niega su lugar propio.
La filiación no sería tanto una acto de reconocimiento paternal, como de inclusión en una cadena significante.
3) Para que se pueda dar la inclusión del niño en la esfera significante, primero es necesario que el niño tenga un lugar en las fantasías individuales de cada uno de los agentes vinculantes. Lo esencial es que la madre considere al niño en relación con ella pero separado de ella y que el padre adopte un papel de mediador.
Si el niño no ocupa un lugar en la fantasía estructural vincular, no tendrá lugar en la fantasía estructural grupal.
Es necesario que el niño tenga su lugar en la fantasía grupal vinculante. El niño con sus propios logros.
Potenciar, reconocer, significar la diferencia; el niño de esta forma es capaz de jugar con respuestas concretas.
4) Esta fantasía estructural tiene nuevos caracteres. En el contacto del niño con los agentes vinculantes se adquieren gestos, pautas, organización de la constelación de estímulos. Hay una relación identificatoria primera que es una relación vivida - nivel de presubjetividad.
Desde el campo de la fantasía grupal se generan nuevos factores de identificación. El niño recoge estímulos, secuencias espacio temporales, etc. : recoge un manejo vivido de la simbólica.
La palabra puede ir jugando como objeto de sustitución, como significante de las imagos que se tendrían que buscar por medio de los síntomas.
Hay una tonalidad afectiva dominante que impone un nivel de vivido a niveles semántico y noético.
El niño integra experiencias ,aprehende un contacto corporal. El self es también arcaico. El medio cultural favorece unos factores da identificación y unos factores de deseo distintos.
Una cultura se caracteriza por el incremento de necesidades que se consideran básicas para el individuo, lo que va a marcar el periodo de juvenilización del individuo, su duración. |
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