Murió como vivió, rodeado de gran cantidad de profesionales muy queridos por él y quienes supieron corresponderle. Innovador en Epistemología y Psico(pato)logía, desde sus amplios conocimientos en Filosofía, Semiótica, Estética, Lingüística, Comunicación, la Sociología política y grupal y el Estructuralismo. Los aprendices de su saber, hemos sido testigos de su pensamiento, de su mente universal y abarcativo, que dotado de un discurso fluido y rico en matices sutiles, transitaba grácilmente de la moción más abstracta al concepto riguroso y del concepto preciso y exhaustivo a la técnica operativa, la facilidad de su hilo discursivo volaba tanto en una dirección como a la inversa.

De su mano y su mirada agudas, aprendimos del Sujeto Epistémico, del Objeto Científico, del Sujeto de Interacción y Deseo, inscritos en un contexto concreto historizado.

Todo su trabajo, voluntad, inteligencia y compromiso, hasta el último aliento, lo dedicó a seguir desarrollando su proyecto constructo teórico/práctico cada vez más complejo en movimiento y vivo. En su tenacidad abría continuamente líneas para nuevos caminos que se plasmaron en prácticas concretas para tod@s aquell@s que lo reconocimos como referencia teórico/práctica. Y son esas nuevas líneas las que permanecen abiertas a la posibilidad.

Ningún acontecimiento, ningún tema le era ajeno, su curiosidad e interés sin límites le impulsaban en la búsqueda incesante de los desarrollos paradigmáticos, de los autores y las fuentes que realizaron grandes aportaciones en el desarrollo de las ciencias humanas y sociales de la última mitad del siglo XX hasta la actualidad.

Los Conceptos de hominización/humanización, la Teoría General de los Sistemas, el Estructuralismo, la Estructura estructurada/estructurante, las Estructuras Disipativas, los Fractales, el Acontecimiento Histórico, la Significación, Significado/Significante, la Corporeidad, los Sistemas Familiares, el Delirio y/o el Deseo, eran atravesados por su mirada intensa, por sus ojos perspicaces hasta articularlos relacionalmente y darles la forma en movimiento con las que escribía y los presentaba como instrumentos de preparación y formación de profesionales de la psicología, de la escuela o de la salud.

José Luis de la Mata no fue sólo un teórico brillante y novedoso que repartía por doquier sus 5.000 folios escritos, sino que su práctica, en una silla de ruedas, no fue inferior en dedicación, volumen y en entrega formativa. El pensaba que el saber es poder y que, por tanto, ha de estar en manos de tod@s y cada un@ , por ello le otorgaba tanto empeño. Podemos afirmar con determinación que fue un intelectual comprometido con el momento, lugar y las gentes que eligió para vivir y morir.

De su voz intensa, profunda, fluida y rica, conocimos poesía, literatura, arte, cine, jazz, historia, relatos, los nuevos acontecimientos y situaciones socio-culturales y, todo ello, ya nunca volverán a ser como cuando él intervenía aportando su lúcido, agudo y vehemente análisis.

Reconocimiento académico en acción/interacción.

Su mayor defecto fue no dejarse coaptar, no entregarse al pesebre del poder del pensamiento único. El ostracismo le daba alas para seguir construyendo un nuevo artículo, un nuevo escrito, una nueva precisión conceptual, una nueva intervención en los mass-media no oficiales, en los seminarios, en las aulas o allá donde estuviera. Luchador incansable e incesante, con la pluma, la máquina de escribir y los ordenadores y creador siempre de dinámicas y proyectos encaminados hacia la búsqueda del pensamiento libre ya sea de los sujetos, ya de los grupos o ya de las gentes que habitan los pueblos.

Los que le hemos acompañado, la mayor parte de su trayectoria intelectual y personal, sabemos bien lo que es correr detrás de una mente que a velocidad de la tximista nos arrastraba como una referencia que daba sentido a nuestro trabajo, a nuestro estudio y a nuestra vida, aún en las circunstancias menos favorables.

Esta Web que hoy se abre es parte de uno de los trabajos en el que José Luis de la Mata Impuesto se hallaba embarcado en el momento de su muerte. No será, ni puede ser como a él le hubiera gustado presentar y ofrecer su obra. Podrá ser lo que con nuestras posibilidades y dedicación podamos ir transmitiéndo en la recopilación de sus trabajos. Con ésta página, comienza un camino que suponemos largo en el tiempo ya que intentará recoger la producción de 35 años de tenacidad, lucidez y fina inteligencia.

La presentación, es pues, una obertura de su obra. Este caudal intelectual será recogido por quienes lo consideramos nuestro maestro.

Teresa Gil Ruiz y Patxi Cristóbal Montes.
(Y el reconocimiento especial por la colaboración incondicional y duradera en el tiempo de Julián Martínez Ona, en el trabajo de ésta web.)