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La CORPOREIDAD tendrá tres grandes ejes:
1. Eje pático , de sensibilidad: que es la primacía del niño, la respuesta del niño, la distribución de sus zonas sensitivas. En este eje se manifiesta lo que llamaríamos la predilección familiar por el síntoma, la elección familiar del síntoma somático.
En las culturas primitivas es un eje que tiende a desarrollar uniformemente la sensibilidad táctil, cutánea, sensil del niño. En otras culturas sin embargo la sensibilidad del niño va quedando limitada: hábitos de limpieza, hábitos de higiene y preocupaciones de tipo hipocondríaco a nivel familiar. Las preocupaciones de enfermedad de la familia van a privilegiar determinadas zonas en el énfasis que se conceda a la sensibilidad mayor o menor de ciertas zonas corporales: esto producirá al mismo tiempo la predilección de un individuo por un órgano o sistema y por tanto la elección de síntoma.
2. Eje estético: uno de los componentes del eje estético sería uno de los ejes centrales del comportamiento narcisístico. El eje estético representaría un fundamental sentido lúdico esencialmente, de gozo no utilitario, de reconocimiento del propio placer de vivir. El desarrollo de este eje está en relación con la estimulación de las actividades del niño, como puede ser la gratificación de todos aquellos elementos que en un momento dado van fortaleciendo en el niño su concepto de autoestima. Este eje se llama precisamente estético en la medida en que sustenta valores de autoreferencia.
Este eje puede sufrir muy graves alteraciones por la incursión de la educación cuando el aprendizaje premie actividades orientadas a lo útil v lo práctico, como puede ser desde el premio de conductas esfinterianas, dejando de premiar las conductas más específicamente lúdicas.
Están el problema de a sonrisa, el problema del grito, el problema del canto, el mismo problema de la palabra sin el sentido de orden o del que posteriormente se le va a dar cuando el niño adquiera la palabra como un elemento de intervención o notificación eco lógica.
3. Eje actitudinal de base, con referencia al desarrollo de una serie de valores o contravalores. Actitudinalmente valores tendentes a fomentar lo valores de espontaneidad, el fomento de valores tendentes a garantizar la seguridad del niño en si mismo como sujeto percibiente, como sujeto sintiente, como sujeto actuante, actitudinal.
Valores que pueden constituir la base de la espontaneidad. La espontaneidad no es un fruto natural sino de un larguísimo y complejísimo proceso de culturación.
4. Eje estructural : nada conseguiríamos en el desarrollo de los ejes anteriores sino se da un proceso de estructuración / reestructuración.
Hay que darse cuenta de que se trata de un sistema en muy rápido crecimiento, se trata de un sistema que esta permanentemente en movimiento y que está en movimiento no tanto para un juego interior ( un juego de factores pertenecientes a un repertorio original, a un repertorio de base) sino que es un movimiento que va enriqueciendo el repertorio del niño: el niño va adquiriendo información, va adquiriendo movimiento, va adquiriendo valores de seguridad, narcisísticos. Todos estos factores van enriqueciendo el repertorio original.
De los 18 a los 26 meses el niño ha completado su desarrollo sensomotor, su desarrollo semiótico, su desarrollo de la palabra, ha alcanzado niveles de coordinación fina. Este eje lo que iría consiguiendo es estructurar y reestructurar permanentemente al sistema, confiere al sistema la estabilidad suficiente para que el sistema sea eficaz, para que permita el asentamiento de lo ya conseguido: de manera que lo va conseguido permita la integración o reestructuración de nuevas etapas.
Esencialmente, durante estas etapas cuando se alcanza la etapa genital, anteriormente en el período de latencia el niño adopta la masculinidad o la feminidad, incorpora secuencias secundarias de identidad .
Para los psicoanalistas La primera base de identidad sería la que resulta de la constitución del inconsciente cuando se resuelve la etapa oral. En esos momentos, se podría decir que el inconsciente queda estructurado, consolidado: lo que no quiere decir que quede definitivamente establecido puesto que ese inconsciente se va a ver enriquecido posteriormente por la actuación de la representación que va a ir arrojando después un nuevo flujo de representaciones hacia ese inconsciente que por definición es reservorio de representaciones no ajustadas a la conciencia.
Para el psicoanálisis, estrictamente hay que afirmar que el yo, "ye" lacaniano, es el sujeto del inconsciente; surgiría aproximadamente a los 6 meses y es consecuencia de una imagen de identificación, la imagen que totaliza el inconsciente y que da una anticipación imaginaria al sujeto de su totalidad corporal.
A partir de ahí se van a producir las identificaciones secundarias. Sin embargo, los ejes a los que nos hemos referido son ejes de identificación.
¿Por qué son ejes de identificación? En la primera identificación el niño se identifica consigo mismo: se identifica con lo que se ha destacado previamente, con lo que se ha constituido previamente. Si una niña va construyendo una corporeidad y esa corporeidad al mismo tiempo que se va construyendo va siendo ratificada, reasegurada, sentida con bienestar, esa niña va a crecer con un sentimiento de bienestar hacia si misma, va a desarrollar un narcisismo sano, sus actitudes, su eje estético, su eje cognitivo, todas estas dimensiones van a desarrollarse cimentando en ella un sentimiento de, seguridad hacia si misma, de amor hacia si misma: de manera que cuando la imagen exterior ? si esa niña se refleja en un espejo y se pone contentísima, asume esa imagen, esa imagen que es la suya aunque no sabe que es su imagen- aparece, esta imagen le sirve como polo de referencia y por tanto, es un modelo de identificación. Un modelo de identificación que es ilusorio porque identificándose con el exterior se identifica con lo interior a sí, con lo que él/ella tiene ya.
Lo que le sucede al niño psicótico que experimenta desgarro ante el espejo es que no se puede identificar con la imagen porque no se integra, porque el espejo le devuelvo el sentimiento de un vacío, le devuelve una imagen de extrañeza, algo que no puede incorporar a sí puesto que él se siente fragmentado, no se siente bien consigo mismo.
El niño se identifica consigo mismo o no se identifica: si no se identifica es que hay una quiebra.
En los pueblos primitivos hay una identificación con los animales totémicos.
El eje de estructuración va a dar al niño el rasgo realmente estructural que va confirmando en el plano psicológico la separación.
A un obsesivo, por ejemplo, nunca se le gratificará su actividad por tanto nunca confiará en ella; la educación nunca gratifica la creatividad, la espontaneidad.
Una madre psicotizante será la que piensa, la que dice que sabe lo que piensa su hija/o, esto conduce a que la niña/o no sabe cuando piensa ella o cuando piensa la madre.
Una intolerancia a la frustración nos demuestra una personalidad poco madura, una personalidad muy rígida. Si partimos de la sexualidad como búsqueda de objeto, está claro que la frustración va a darse. En el sexo el determinante es siempre satisfacer la necesidad; en la sexualidad el determinante sería establecer el deseo y el deseo supone la demanda y la demanda supone la incertidumbre.
La carencia tiene que ver con la necesidad. La demanda es un riesgo . Al demandar te expones, te arriesgas. te defines a ti mismo, defines al otro, defines una situación y defines una relación. Si todo pasara por el campo de la demanda resulta que no habría conflictos nunca; el problema de las parejas, el problema de los enganches es que no se quiere formular la demanda. |
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