El contacto y el trabajo diario con sujetos nos enfrenta a la complejidad que todo grupo supone, donde la relación es insoslayable y donde la heterogeneidad de referencias y dialéctica comunicacional van construyendo una red de interacción cambiante y diferente en la que cabe   afrontar y recoger situaciones de desarrollo, ansiedades, relación, identidad, autoestima... en ocasiones conflictivas para el sujeto, grupo y técnico.

Este marco concreto de práctica es el que nos motiva a situarnos en una actitud de estudio permanente que intenta por una parte dotarnos de instrumentos para discriminar las diferentes situaciones, sus marcadores, materiales y leyes que rigen la diferentes dinámicas de los grupos y sujetos en relación y por otra compartir y hacer extensivo este proceso de enriquecimiento de recursos a otros profesionales. La organización en equipos hace que la compañía en la tarea cree un espacio de encuentro, enriquecimiento y reconocimiento mutuo como sujetos.

El objetivo que se persigue no puede limitarse a buscar soluciones puntuales a casos concretos de la práctica ya que una propuesta de intervención aislada no cobra sentido si no está contextualizada en un referente teórico que lo oriente y sitúe respecto a los objetivos. El fin perseguido es que cada uno construya y comparta un referente, una serie de recursos segurizantes, desde los que pueda luego gestar, crear y construir sus especificas formas de intervención ante situaciones diferentes y a lo largo de toda una relación con un sujeto o grupo.